Carta del director nacional a las familias usuarias del CAID

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Palabras expresadas por el director nacional, Henry Rosa Polanco, durante el acto de presentación de la primera carta compromiso al ciudadano del CAID.

Esta madrugada, acudí al hábito entrenado con los jesuitas, de presentarme indigno, pero llamado ante la mirada de Dios y poner todos los medios para disponerme a mirar con Él y desde su incomprensible misericordia el camino que por delante se abre al despuntar el alba.

Cuando en ese espacio coloco este momento que me toca en este punto de la agenda de hoy, para expresar unas palabras y hacer la entrega simbólica de nuestra “Carta Compromiso al Ciudadano” a una familia CAID, me dio con escribir, precisamente, una carta.

Una carta, digamos, sentimental. De esas que se escriben con el corazón en la mano.

Querida familia CAID:

Les escribo esta carta, para expresarles lo que siento en estos momentos.

Primero, represento a un grupo de gente. Al Consejo Directivo, a mi rector y amigo P. Jorge Willian, a todos los técnicos y profesionales de las distintas disciplinas médicas y terapéuticas de la red-caid desde San Juan, Santiago y el Gran Santo Domingo. También represento a mi querido equipo del comité ejecutivo y los directores de cada una de las sedes mencionadas; y también a los colaboradores de apoyo. Podemos decir, que represento como a quinientas personas.

Todos convivimos en la labor cotidiana, desde distintos quehaceres, por mantener el CAID como un lugar de servicio de calidad y transformarlo en un referente de lucha permanente por la inclusión social y educativa.

Del mismo modo, familia querida, de su parte representan a muchísima más gente. A miles de familias. A tantas familias de toda la geografía nacional.

Padres, madres, abuelas, familiares cercanos y de las comunidades; pero, sobre todo, a miles de niños y niñas que viven con algún tipo de condición de discapacidad. Ustedes representan tanto a los que se acercan al CAID y reciben servicio social, atención médica, se evalúan y obtienen un diagnóstico y buscan terapias fuera; como a los que pueden seguir porque obtienen un cupo para algún tipo de intervención terapéutica aquí, dada la alta demanda nacional que crece día tras día. Pero, representan, también, los que se quedan fuera, que ni siquiera llegan al CAID.

Ante esta realidad, sujetando en mis manos este instrumento, se lo entrego con tres sentimientos que, como son ellos, se entremezclan. Con sentimientos de respeto, humildad y esperanza.

Con respeto, por la dignidad y la fuerza que tienen como familia en esta lucha y el derecho que también les asiste de recibir atenciones y servicios de toda índole, en igualdad de condiciones.

Con humildad, porque en el CAID tenemos el coraje de reconocer nuestros límites de lo que sí podemos ofrecer con calidad y suma profesionalidad y lo que no. A lo que sí podemos comprometernos, como joya preciosa en un gran desierto, ante una realidad estructural y sistémica que nos desborda en toda América Latina donde hay, mal contados, 19 millones de niños y niñas con discapacidad y tienen como países hermanos iguales desafíos.

Les entrego esta Carta Compromiso con esperanza. Una esperanza inmensa y templada, como el mar cuando se extiende hacia el horizonte cuando está en calma, pero mantiene el movimiento armónico de sus ondas expansivas hacia el infinito.

Las razones de esta honda esperanza radican en que estamos contribuyendo, efectivamente, con el tejido visible de la gran Red Interinstitucional por la Discapacidad del país. De modo firme, en un plan estratégico y con presupuesto, con la voluntad y el apoyo irrestricto que estamos recibiendo del Sr. Presidente de la República, Luis Abinader.

Desde este tejido paulatino, visible y real, de la RED, con las puntadas originales de cada organización pública (como CONANI, CONADIS, MINERD con Educación Especial y el INAIPI, SALUD y paro de contar), con cada organización privada, nacional e internacional, con o sin fines de lucro; lograremos nuestro propósito de hacer uso eficiente y transparente de los recursos, unificar los servicios dispersos, abaratar sus costos y acercarlos a los territorios.

Esta es LA PRIMERA carta compromiso. Con la asistencia y monitoreo del MAP, en mejora continua, en la segunda versión en dos años, ya habremos estado afianzados desde la adscripción en el MINERD, se habrán puesto en marcha una decena de Unidades de Intervención Terapéuticas en distintos barrios y campos, se habrá instaurado el nuevo modelo de atención y servicios que multiplicará tres veces el número de atenciones con igual calidad y más ofertas de atención médica, y podremos visibilizar de manera interactiva el mapa de la RED NACIONAL para la discapacidad.